¿Por qué te aferras a tu historia?

Nuestro miedo al cambio, nuestro miedo a entrar en nuevas realidades, es tan profundo que nos aferramos desesperadamente al mundo que conocemos. A menudo confundimos familiaridad con seguridad.

El consuelo que percibimos, que obtenemos de lo que es familiar nos mantiene viviendo en la ilusión de nuestras historias. Pero la pregunta sobre la que deberíamos reflexionar es: ¿realmente estamos a salvo dentro de nuestras historias? En lugar de arriesgarnos a cambiar, nos aferramos a nuestra querida vida y nos resistimos a la incertidumbre de lo desconocido.

La mayoría de nosotros ha pasado demasiado tiempo resistiéndose a sus dramas, en lugar de buscar la sabiduría que hay en cada uno de nuestros aspectos, creencias y circunstancias no deseados.

La resistencia nos encierra dentro del dolor emocional de una situación. Nos atrapa en la realidad que más queremos cambiar. La resistencia viene por desear o querer que nuestras circunstancias actuales sean distintas. Incluso el más mínimo deseo de que las cosas cambien puede crear grandes cantidades de resistencia humana. La resistencia nos produce un desequilibrio interior; actúa como un pegamento, adhiriéndonos a los mismos sentimientos y creencias de los que más queremos liberarnos.

Aunque podría parecer un retroceso, lo primero que necesitamos hacer para sanar es aceptar todo aquello a lo que hemos estado resistiendo.

 

TODO NUESTRO SUFRIMIENTO VIENE DE DISCUTIR CON LO QUE ES.

Byron Katie

 

 AQUELLO A LO QUE TE RESISTES, PERSISTE.

Si te tomas en serio el significado de esta frase, tendrás el poder de realizar cambios permanentes y saludables en todos los ámbitos de tu vida.

La resistencia nos niega la tranquilidad interior y el final feliz que tanto deseamos. Es el motivo por el cual seguimos igual. La resistencia a ir más allá y a dejar atrás nuestros problemas es la causa de los comportamientos repetitivos. La resistencia a lo que “es” nos quita energía vital y bloquea el fluir natural de nuestra evolución.

Nuestra resistencia se desencadena cada vez que decidimos que nosotros, los demás o el mundo, están equivocados.

La mayoría de nosotros cree que si nos resistimos a las condiciones no deseadas de nuestras vidas durante el tiempo suficiente o con suficiente fuerza, éstas desaparecerán.

Para poder trascender nuestro sufrimiento, debemos ir contra nuestro instinto de aferrarnos y, en lugar de eso, debemos rendirnos al camino de la aceptación.

Cualquier cosa que queremos cambiar, cualquier cosa que temamos, cualquier cosa que nos haga enfadar o que nos neguemos a aceptar nos mantendrá pegados al pasado y adheridos a nuestras historias y a las creencias-sombra que las impulsan.

Para rendirnos a lo que es, debemos ablandar nuestros corazones, dejar ir las expectativas que emanan de nuestras historias y aceptar lo que la vida nos presente.

Únicamente cuando admitimos que estamos aferrándonos a la comodidad de nuestras historias, seremos capaces de suavizar nuestra resistencia y obtener la sabiduría de nuestras experiencias de vida. Únicamente tomando la nueva decisión de usar nuestras historias para querernos a nosotros mismos podremos ser libres para usarlas de la manera que fueron diseñadas para ser utilizadas. Si te relajas, si renuncias como director general del Universo y dejas de ser el protagonista de tu drama, ten por seguro, que tu vida será más fácil y podrás oir la llamada interna de tu alma.

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